El blog de Finanzas Personales de Manuel Mata

    Una vez conseguida una situación económica saneada, liberada del lastre del endeudamiento, tal y como vimos en el anterior artículo, nos podemos plantear una mejora de nuestras finanzas personales vía ahorro e inversión. Vamos a ver a continuación cómo ganar dinero y hacer crecer nuestro dinero.

 Plantearse el ahorro cuando uno no llega a final de mes puede parecer algo excéntrico. Sin embargo, conviene empaparnos de la cultura del ahorro cuanto antes para llevarla a la práctica a nuestro favor. En primer lugar, es necesario que incorporemos el ahorro a nuestro presupuesto igual que destinamos parte de nuestros ingresos a gastos de la casa, ocio, etc. En el momento en que consideramos que tenemos que destinar una parte al ahorro, dejamos de gastar en cosas que no son realmente prioritarias. Que conste que hablamos de situaciones en las cuales es posible hacer esta reestructuración de la economía doméstica, y no de casos de situaciones precarias o límites, y aun así existen casos en los que reestructurando gastos se pueden conseguir también buenos resultados.

 El ahorro puede destinarse a dos finalidades:      

1. Hacer frente a imprevistos, gastos importantes, etc.
2. Invertir para obtener una rentabilidad, conseguir libertad financiera, etc.

 Sin ahorro no es posible invertir en nuestra prosperidad. ¿Cómo vamos a aumentar nuestra riqueza si nos gastamos todo lo que ingresamos?

 El ahorro se puede depositar en una entidad financiera a través de cuentas corriente y depósitos. La rentabilidad acostumbra a ser muy baja, por eso es una inversión sin riesgo, y la ventaja es la seguridad de conservar todo el capital y defenderlo del paso de tiempo y la inflación.

 La inversión conservadora en la que ha cierto riesgo consiste en bonos y obligaciones, tanto proveniente de deuda pública como deuda privada. Suele ser muy segura para nuestro dinero, pero no favorece precisamente el crecimiento de nuestra riqueza debido a la baja rentabilidad que suele ofrecer.

 Por otro lado, tenemos a nuestra disposición varios tipos de inversión más arriesgados, que no aseguran todo nuestro capital, pero que a cambio ofrecen una rentabilidad potencial más atractiva. Conforme nos inclinamos por inversiones más arriesgadas, tenemos mayores oportunidades de hacer crecer nuestro dinero y prosperar económicamente. Podemos elegir entre acciones, inmuebles, fondos de inversión, fondos de pensiones, materias primas, metales preciosos, derivados financieros, etc.

 Ante la gran cantidad de alternativas de inversión, es fundamental conocer nuestro perfil inversor y nuestra mayor o menor aversión al riesgo. A partir de este conocimiento, se pueden establecer ya las estrategias de inversión más apropiadas al perfil inversor y el presupuesto de inversión. Una regla básica es no destinar a la inversión dinero que se necesite para otras cosas. Infringir esta regla es muy peligroso para nuestra economía. Por consiguiente, invertiremos solo el capital que no nos hace falta a corto y medio plazo.

 Hacer dinero tiene mucho que ver con la relación que mantenemos con el dinero y las creencias que tenemos acerca de él. Una forma de mejorar el manejo del dinero y propiciar nuestra riqueza es a través de la aplicación de las claves del Coaching Financiero, al que se refiere el Blog de Bitacorach:

“La riqueza deja pistas. Otras personas han sido capaces de generar enormes sumas de dinero, sin tener dinero previo, sin tener una carrera, sin tener apoyos. La clave está en desarrollar con excelencia productos y servicios demandados por el mercado, porque satisfacen sus necesidades. El dinero está en la excelencia, en la oportunidad.” 

 Para finalizar, vamos a apuntar que el ahorro y la inversión son los motores que mueven la economía de los países, y que no hay lugar para el crecimiento económico sin ellos. Lo mismo sucede en el caso particular de nuestras finanzas personales, ya que estamos hablando igualmente de economía, aunque sea a un nivel micro. En consecuencia, únicamente podemos alcanzar nuestro objetivo de crear riqueza, bienestar y mayor libertad financiera, si dedicamos una parte de nuestros ingresos al ahorro y la inversión.